Capítulo Quince: El tesoro que se nos confió, el aliento de Dios

Capítulo Quince: El tesoro que se nos confió, el aliento de Dios
Génesis 2:6-7 (LBLA)
6 Pero se levantaba de la tierra un vapor que regaba toda la superficie del suelo.
7 Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente.
Juan 3:5–7 (LBLA)
5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7 No te asombres de que te haya dicho: «Os es necesario nacer de nuevo».
Efesios 4:20–24 (LBLA)
20 Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera,
21 si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en Él, conforme a la verdad que hay en Jesús,
22 que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos,
23 y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente,
24 y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.
Salmos 51:10–13 (LBLA)
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Restitúyeme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder.
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.
Santiago 4:4-5 (LBLA) Dios deseaba su relación con Adán
4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El celosamente anhela el Espíritu que ha hecho morar en nosotros?
Lucas 19:10 (LBLA) El aliento de Dios en Adán
10 porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.
(¡Dios nunca se rindió con lo que se perdió!)
Juan 20:19–22 (LBLA)
19 Entonces, al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas del lugar donde los discípulos se encontraban por miedo a los judíos, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y les dijo*: Paz a vosotros.
20 Y diciendo esto, les mostró las manos y el costado. Entonces los discípulos se regocijaron al ver al Señor.
21 Jesús entonces les dijo otra vez: Paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, así también yo os envío.
22 Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo*: Recibid el Espíritu Santo.
Tito 2:11–14 (LBLA)
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres,
12 enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente,
13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús,
14 quien se dio a sí mismo por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD y PURIFICAR PARA SI UN PUEBLO PARA POSESIÓN SUYA, celoso de buenas obras.
Deuteronomio 32:9 (LBLA)
9 Pues la porción del SEÑOR es su pueblo; Jacob es la parte de su heredad.
1 Pedro 2:9 (LBLA)
9 Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
Malaquías 3:16–18 (LBLA)
16 Entonces los que temían al SEÑOR se hablaron unos a otros, y el SEÑOR prestó atención y escuchó, y fue escrito delante de Él un libro memorial para los que temen al SEÑOR y para los que estiman su nombre.
17 Y ellos serán míos —dice el SEÑOR de los ejércitos— el día en que yo prepare mi tesoro especial, y los perdonaré como un hombre perdona al hijo que le sirve.
18 Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
Efesios 1:3–14 (LBLA)
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
4 según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor
5 nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.
7 En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia
8 que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento
9 nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en Él,
10 con miras a una buena administración en el cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En Él
11 también hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad,
12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.
13 En Él también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa,
14 que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de su gloria.
1 Pedro 2:4–5 (LBLA)
4 Y viniendo a Él como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios,
5 también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Salmos 139:13-16 (LBLA)
13 Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre.
14 Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien.
15 No estaba oculto de ti mi cuerpo, cuando en secreto fui formado, y entretejido en las profundidades de la tierra.
16 Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos.
Filipenses 3:20-21 (LBLA)
20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,
21 el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a sí mismo.
Oseas 3:1 (LBLA)
1 Y el SEÑOR me dijo: Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera, así como el SEÑOR ama a los hijos de Israel a pesar de que ellos se vuelven a otros dioses y se deleitan con tortas de pasas.
1 Corintios 3:16–17 (LBLA)
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.
1 Corintios 6:19–20 (LBLA)
19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
20 Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Mateo 13:44–46 (LBLA) Nosotros el tesoro y la perla
44 El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
45 El reino de los cielos también es semejante a un mercader que busca perlas finas,
46 y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
Efesios 2:4–10 (LBLA)
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó,
5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados),
6 y con Él nos resucitó, y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús,
7 a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
1 Pedro 1:3–5 (LBLA)
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
4 para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros,
5 que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.
2 Corintios 5:17–21 (LBLA)
17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.
18 Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19 a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios!
21 Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
(Un tipo de vida totalmente nuevo, la salvación del Nuevo Testamento, divina, eterna, incorruptible, indestructible)
1 Pedro 1:22–23 (LBLA)
22 Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.
23 Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios (Logos) que vive y permanece.
1 Juan 3:9 (LBLA) La Vida en mi
9 Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
1 Juan 5:3–4 (LBLA)
3 Porque este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos.
4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
2 Timoteo 1:14 (LBLA)
14 Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha sido encomendado.
Exodus 19:5–6 (LBLA)
5 Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra;
6 y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa». Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
Apocalipsis 5:9-10 (LBLA)
9 Y cantaban* un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
10 Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.
Apocalipsis 21:3–7 (LBLA)
3 Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.
4 Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
5 Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y añadió*: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.
6 También me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
7 El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.
Written by Dr. DeCarol